El presente texto es copia fiel de una interesante publicación efectuada por el periódicho chileno Piensa Chile, el cual ha llamado nuestra atención y esperamos puedan tomarse unos minutos para leerlo.
Las operaciones secretas de la CIA mantienen una dirección permanente e
invariable, orientadas lo mismo contra personalidades políticas específicas que
desafían el hegemonismo imperial norteamericano, a los que se trata de eliminar
físicamente, así como contra naciones enteras que sufren las criminales
consecuencias de guerras prefabricadas, agresiones biológicas, campañas
sostenidas de ataques mediáticos, amenazas, invasiones y el aislamiento total
mediante bloqueos y embargos injustificados. Este criminal accionar de la
CIA fue puesto al descubierto por la Asociación para el Disenso Responsable, la
que estimó que, ya en 1987, seis millones de personas habían sido
asesinadas como resultado de las operaciones encubiertas de la CIA. Hoy, al
culminar el 2011, esa cifra ha crecido enormemente.
CHAVEZ TIENE LA RAZÓN
El presidente Hugo Chávez destapó ayer la Caja de
Pandora al exponer su sospecha sobre el inusual padecimiento de cáncer por
parte de varios mandatarios y personalidades progresistas latinoamericanos en
los últimos meses, entre los que se destacan su propia persona, la
presidenta argentina Cristina Fernández, el mandatario paraguayo Fernando Lugo,
la presidenta brasileña Dilma Rousseff, el ex presidente brasileño Luiz Inácio
Lula da Silva, entre otros.
"Es muy difícil explicar a estas alturas
ya con la ley de las probabilidades, por ejemplo, lo que nos ha estado
aconteciendo a algunos de nosotros (líderes) en América Latina", dijo
Chávez, apuntando sus sospechas hacia Washington y, particularmente, a la
CIA.
Chávez reconoció las sospechas de Fidel sobre
este inusual fenómeno, las que no dejan de carecer de lógica, sobre todo si
parten de quien ha sido objetivo de más de 600 planes de atentado, incluso
intentado usar armas biológicas y venenos, durante uno de sus encuentros con
él, cuando el Comandante le manifestó con suspicacia: “Chávez, ten
cuidado... mira, cuidado esta gente ha desarrollado tecnologías... cuidado con
lo que te dan de comer. Cuidado con una pequeña aguja y te inyectan no se qué”.
Por supuesto, ni Fidel ni Chávez se equivocan si
se tienen en cuenta algunos elementos y antecedentes esenciales para
fundamentar tal acusación, involucrando en la tangible amenaza a la CIA y a las
autoridades norteamericanas.
Varios laboratorios de la CIA y del Departamento
de Defensa de los Estados Unidos dedican desde hace décadas cuantiosos recursos
al bioterrorismo y, particularmente, en la búsqueda de inoculación de
enfermedades como el cáncer, así como otros tipos de virus o bacterias, capaces
de infligir daño masivo sobre personas específicas, fuerzas militares y
ciudadanos comunes, violando las prohibiciones establecidas por las Naciones
Unidas. La guerra biológica o bacteriológica, concebida como un arma de alta
efectividad, se implementa mediante el diseño de bombas y otros tipos de
agentes de esparcimiento de las enfermedades. De esos laboratorios han salido
el napalm, el agente naranja, la cepa del ántrax, la gripe AH1N1, la gripe
porcina, así como otros virus letales como el VIH y el ébola.
En el caso particular del cáncer se conoce que,
desde 1975, se ha empleado el Fuerte Detrick como instalación donde radica una
sección especial dentro del Departamento Virus del Centro para la Investigación
de Guerra Biológica, conocida como "Instalaciones Fredrick para la
Investigación del Cáncer", bajo supervisión del Departamento de Defensa,
de la CIA y del Instituto Nacional del Cáncer. Las investigaciones ultra
secretas están encaminadas a desarrollar un programa especial de virus del
cáncer, sumamente agresivo y letal, para el que existe inmunidad y fue
identificado como Virus Humano de la célula T de Leucemia (HTLV). La
insistencia de estos laboratorios de lograr los mecanismos para elaborar artificialmente
células malignas o cancerígenas, sumamente invasivas y capaces de propagarse en
el organismo desarrollando una metástasis incontenible, se ha mantenido a lo
largo de más de cuatro décadas. De acuerdo con estos proyectos, las
enfermedades cancerígenas serían capaces de inhibir cualquier defensa ante su
ataque al organismo humano, diseminándose a través de la sangre o de la linfa,
luego de ser inoculadas en el mismo mediante diversas vías.
La alteración del material genético de las
células humanas que provoca el cáncer por vía artificial en estos laboratorios,
son la premisa básica de esta arma desarrollada con la venía del gobierno
norteamericano. Para ello se elaboran células madres o stem cells, mediante
mutaciones monitoreadas y preconcebidas, convirtiéndolas en un fenotipo maligno
más heterogéneo de rápido desarrollo.
Otro elemento sobre el desarrollo de la guerra
biológica por parte del gobierno norteamericano, particularmente relacionado
con el cáncer, lo es el testimonio grabado del Dr. Maurice Hilleman,
prestigioso investigador en vacunas de los Laboratorios Merck, donde
admite que sus laboratorios produjeron vacunas contaminadas con leucemia y
virus de cáncer en la década de los setenta, las que fueron administradas
deliberadamente a ciudadanos soviéticos. Este hecho macabro salió a la luz
gracias al Dr. Len Horowitz, investigador de la guerra biológica de la CIA,
quien lo plasmó en su documental In Lies We Trust: The CIA, Hollywood,
and Bioterrorism, estrenado el año 2007.
La CIA ha perfeccionado sus métodos para
asesinar, particularmente induciendo el cáncer en determinadas personas. Ha
dejado atrás, por citar un ejemplo, el método empleado contra Jack Leon Ruby,
mafioso que asesinó al presunto homicida del presidente John F. Kennedy, y quien
muriera en prisión, supuestamente por un cáncer, el 3 de enero de 1967.
En realidad, Ruby murió a causa de una intoxicación con Talio, la que le
produjo un deterioro acelerado de su salud y su muerte en poco tiempo. Los
síntomas que presentó luego de ingerir el Talio, arma química letal, soluble en
agua, incoloro y prácticamente inodoro e insípido, capaz de ser colocado en los
alimentos de la víctima sin ser detectado, fueron similares a una reacción
invasiva de células cancerosas: fiebre alta, caída del cabello, insuficiencia
cardiaca o respiratoria, desplome del sistema nervioso, dolores musculares,
parálisis o inmovilidad en determinadas zonas corporales y una muerte dolorosa.
Las administraciones norteamericanas han cuidado
celosamente sus programas súper secretos de guerra biológica, al extremo de
que, según un informe elaborado por el escritor Steve Quayle para Free Press
International, en marzo del 2006, sugirió que cerca de 40 microbiólogos
murieron sospechosamente entre el 2002 y ese año. En todos los casos, no se han
encontrado culpables de las muertes, sospechosos suicidios o accidentes llenos
de interrogantes.
Washington reaccionó escueta y cínicamente a las
declaraciones de Hugo Chávez, tildando de “horrendos y reprensibles”, los
supuestos de que EE UU esté involucrado en las enfermedades cancerígenas de los
mandatarios latinoamericanos, a través de Victoria Nuland, portavoz del
Departamento de Estado.
LA GUERRA BIOLOGICA DE LA CIA Y EL
PENTÁGONO
La CIA y otras agencias del gobierno norteamericano
tienen amplia experiencia en bioterrorismo y guerra bacteriológica. De acuerdo
con informaciones aparecidas en varios sitios web, el gobierno de los Estados
Unidos ha desarrollado múltiples proyectos secretos de guerra biológica, entre
los que han sobresalido:
1947- La CIA comenzó a estudiar el Acido
Lisérgico (LSD) para emplearlo como arma biológica contra seres humanos. En
1960, el Equipo Asistente Principal de la Inteligencia del Ejercito (ACSI),
autorizó el empleo del LSD en Europa y en el Lejano Oriente, para evaluar las
reacciones en humanos. Ambos proyectos fueron codificados como Tercera
Oportunidad y Sombrero de Hongo, respectivamente.
1953- La CIA inició el Proyecto MK ULTRA, el cual
se extendió durante once años de investigación, siendo concebido para producir
y probar drogas y microorganismos para controlar la mente y modificar la
conducta de los seres humanos, sin el consentimiento de los mismos.
1965- La CIA y del Departamento de Defensa
comenzaron el Proyecto MK SEARCH, con el fin de manipular la conducta
humana a través del uso de drogas psicodélicas.
1966- La CIA inició el Proyecto MK OFTEN,
dirigido a probar los efectos toxicológicos de ciertas drogas en los humanos y
los animales.
1966- El Pentágono hizo quebrar varias ampollas
con la bacteria Bacillus Subtilis en las rejas de ventilación del metro de
Nueva York, exponiendo a más de un millón de civiles de forma deliberada.
1967- La CIA y el Departamento de Defensa
implementaron el Proyecto MK NAOMI, sucesor del MK ULTRA, diseñado para mantener,
reservar y probar las armas biológicas y químicas.
1970- La División de Operaciones Especiales en el
Fuerte Detrick, desarrolló técnicas de biología molecular para producir
retrovirus. (VIH).
1970- La CIA y el Pentágono desarrollaron
"armas étnicas", diseñadas para eliminar grupos étnicos específicos,
susceptibles por sus diferencias genéticas y las variaciones en el ADN.
1977- Audiencias del Senado, en la Comisión
Investigación Científica y de Salud, confirmaron la contaminación deliberada
por parte del Pentágono y la CIA de 239 poblaciones con agentes biológicos,
entre 1949 y 1969, fundamentalmente en San Francisco, Washington, D.C.,
Centro-Oeste de EE.UU., Ciudad de Panamá, Minneapolis y St. Louis.
1987- El Departamento de Defensa admitió la investigación
y el desarrollo de agentes biológicos en 127 laboratorios y universidades
alrededor de EE UU.
1990- Aplicación en Los Ángeles a más de
1500 bebes negros e hispanos, de seis meses de edad, de una vacuna
"experimental" del sarampión, no autorizada por la CDC.
1994- Se descubrió, mediante una técnica llamada
"rastreador de genes", por parte del Dr. Garth Nicolson, científico
del Centro del Cáncer MD Anderson de Houston, que los soldados la
Tormenta del Desierto fueron infectados con una cadena alterada de Micoplasma
Incognitus, una bacteria normalmente utilizada en la producción de armas
biológicas, la cual contiene un 40 por ciento de la proteína del virus del
SIDA. Luego, en 1996, se admitiría que cerca de 20 000 soldados fueron
afectados.
1995- El Gobierno americano admitió que había
ofrecido a los criminales de guerra y científicos japoneses sueldos e inmunidad
de prosecución a cambio de los datos de sus investigaciones sobre guerra
biológica.
1995- El Dr. Garth Nicolson reveló evidencia de
que los agentes biológicos usados durante la Guerra del Golfo habían sido
manufacturados en Houston, (Texas) y Boca Ratón, (Florida) y probados en
prisioneros en el Departamento Correccional de Texas.
1996- El Departamento de Defensa admitió que
soldados de la Tormenta de Desierto fueron expuestos a agentes químicos, lo que
condujo a que 88 miembros del Congreso firmaran una carta, un año después,
exigiendo una investigación sobre el uso de armas biológicas la Guerra
del Golfo.
AGRESIONES BIOLOGICAS CONTRA CUBA
La Operación Mangosta de la CIA había
concebido en su tarea número 33, luego del fracaso de Playa Girón, el uso
criminal de la guerra biológica contra Cuba, estrenada con la introducción del
virus patógeno New Castle.
Años después, en 1978, la CIA introdujo en la
Isla la epifitia Roya de la Caña, afectando las áreas cañeras del país.
La CIA también introdujo la Fiebre Porcina
Africana, aparecida inicialmente en 1971 y que obligó a sacrificar más de 700
cerdos, y que reapareció entre 1979 y 1980. En el caso del Moho Azul del
tabaco, introducido a Cuba dentro de la tela de tapado de los cultivos
importados de Estados Unidos, destruyendo más del 85% de las plantaciones de
esa planta. La consecuencia fue que Cuba no pudo exportar uno de sus
principales reglones.
La acción más condenable de la guerra biológica
contra Cuba fue la introducción del virus del Dengue Hemorrágico en 1981,
ocasionando la muerte a 158 cubanos, de ellos 61 niños. Ese mismo año, la CIA
introdujo el virus de la Conjuntivitis Hemorrágica y, poco después, la
Seudodermatosis Nodular Bovina, cuyo agente etiológico fue aislado en el
laboratorio de Camp Ferry, en New York.
Cuba también fue agredida con la epifitia exótica
Sigatoca Negra, con afectación en la masa ganadera y, en 1994, la CIA
introdujo la exótica Hemorragia Viral del conejo. Dos años después, en 1996,
nuevamente la Agencia la Varroasis y el Thrips Palmi, afectando a la
actividad de obtención de miel de abeja, en el primer caso, y a las
producciones de frijol, la papa, pimiento y otros cultivos, en el segundo
caso.
CONCLUSIONES
Poco hay que comentar sobre las aseveraciones del
Comandante Hugo Chávez sobre lo sospechoso del padecimiento cancerígeno en
varios mandatarios y personalidades latinoamericanas y a su sospecha de que EE
UU pudiera ser el responsable.
La señora Victoria Nuland, portavoz del
Departamento de Estado, funcionaria de bajo rango de la administración Obama,
apenas si pudo usar argumentos para desmentir esa posibilidad. La CIA y el
Pentágono, mientras tanto, conocen la verdad.
Quien asesinó niños inocentes mediante la
introducción del Dengue Hemorrágico en Cuba, carece de escrúpulos y de piedad.
Sin lugar a dudas, algún día esta sospecha se convertirá en verdad, para
vergüenza de Estados Unidos y sus gobernantes.